Fotografía Contemporánea en la Colección Telefónica, en Pamplona

Exposición

Título Fotografía Contemporánea en la Colección Telefónica, en Pamplona

La exposición se centra en un período clave de la historia de la fotografía, que abarca desde finales de los años setenta a finales de los noventa.

Fecha 28 marzo - 12 mayo 2019
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La muestra ‘Fotografía Contemporánea en la Colección de Telefónica’, que podrá verse hasta el 12 de mayo en el Pabellón de Mixtos de Ciudadela (Pamplona), recoge un periodo clave y de profundo cambio en la historia de la fotografía –desde finales de los años setenta a finales de los noventa del pasado siglo– que determinó su incorporación definitiva a los circuitos del arte.

Iniciada en 2002, la Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica se formó con el objetivo de reflejar ese terreno de emancipación a partir del cual la fotografía se reafirmó como vehículo de expresión artística liberada de su función documental.

La Colección, con sus más de 100 piezas fotográficas, abarca el período que va desde 1973 hasta 2007 y da buena cuenta de un momento de gran experimentación y de construcción formal de la imagen contemporánea posmoderna. Para esta exposición una selección de 48 obras ilustra algunas de estas derivas y sus puntos de encuentro, como el apropicionismo de Baldessari, Richard Prince, Sherrie Levine o Vik Muniz, las reflexiones sobre el cuerpo y la identidad de Marina Abramovic y Cindy Sherman, o las imágenes de la escuela alemana creada en torno al trabajo del matrimonio Becher.

Desde su nacimiento en 1839, tras ver las primeras fotografías de Daguerre y Niépce en la Academia de Ciencias y Bellas Artes de París, y hasta principios del S. XX, los escarceos artísticos de la fotografía se han desarrollado bajo sospecha y sólo a partir de los años 70 fue aceptada sin reservas como disciplina de pleno derecho en el mundo del arte. El cambio de paradigma que tuvo lugar en la cultura visual a raíz de este nuevo planteamiento dio paso a uno de los campos de experimentación y creación más prolíficos de la historia del arte.

Fotografía de la década de los años 80: el posmodernismo americano

El recorrido se inicia con obras que plantean una reflexión sobre el propio medio fotográfico. Richard Prince, Sherrie Levine o Louise Lawler ponen en jaque a través de sus trabajos conceptos como obra maestra, autoría e incluso el valor del mercado. Estos artífices del apropicionismo nos recuerdan sin ambages que la imagen contemporánea es sin duda una construcción cultural.

London. Philip-Lorca Dicorcia

Otros autores incluidos en esta sala basarán su trabajo en el análisis y la subversión de los estereotipos. Jurgen Klauke, por ejemplo, explorará la noción de masculinidad para quebrantar la concepción tradicional de lo que supuestamente significa ser hombre, a través de una estética de la ambigüedad. Cindy Sherman, por su parte, critica las diversas tipologías que conforman los arquetipos de la feminidad a través de dos obras un tanto inquietantes.

En estos momentos el cuerpo se erige definitivamente en un laboratorio desde el que investigar nuevas posibilidades expresivas, tanto a nivel formal como conceptual. En algunos casos, como sucede en el trabajo de Helena Almeida, se convierte prácticamente en una mancha abstracta.  En otros, como John Coplans, la representación fragmentada de un cuerpo sin rostro genera la casi desaparición del individuo. Otros como Zhang Huan o Marina Abramovic convierten su propio cuerpo en el centro de sus performances registradas fotográficamente.

Otras generaciones de artistas posteriores van dando lugar a nuevos planteamientos: es el caso de Sam Taylor-Wood, del nuevo documentalismo de artistas como Paul Graham -centrado en retratar los márgenes de la sociedad capitalista- o Philip Lorca diCorcia que juega con lo aleatorio. Además, artistas de otras latitudes irrumpen con fuerza en este gran tablero fotográfico, como el brasileño Vik Muniz, creador que construye con diversos materiales réplicas de imágenes ya conocidas para luego fotografiarlas o la iraní Shirin Neshat, cuyo trabajo alude a cuestiones culturales de género.

Bernd y Hilla Becher y la Escuela de Düsseldorf

La representación de la arquitectura y el paisaje son el leiv motiv de esta parte de la exposición que da cabida, entre otras, a una de las propuestas formales más importantes de la fotografía de las últimas décadas: la Escuela de Düsseldorf.  Distancia, objetividad y un lenguaje absolutamente impecable y aséptico, fueron los principios que los grandes maestros de la Escuela de Düsseldorf, Bernd y Hilla Becher, utilizaron para reivindicar el realismo como una opción estética válida para la fotografía artística. A medio camino entre los trabajos documentales de los años 20 y el arte conceptual de los 70, el matrimonio Becher vio en el realismo más sobrio una solución formal que ensalzaba, mejor que cualquier otra, las cualidades intrínsecas de la fotografía. Su legado dio lugar a una de las generaciones de artistas más celebradas de la fotografía contemporánea y entre el trabajo de sus discípulos podemos encontrar en estas salas a Candida Höffer, Thomas Ruff o Andreas Gursky.

La arquitectura se asienta en este momento, más que como un motivo, como un género en sí mismo. Capaz de generar un fecundo campo de propuestas formales y conceptuales, los espacios construidos brindarán excelentes oportunidades para la fotografía. Los formatos se agrandarán como nunca antes para ser expuestos en las enormes paredes de galerías y museos, y a finales de los ochenta, serán precisamente algunos de los alumnos de los Becher los que trabajarán para superar definitivamente la distinción entre la fotografía documental y la fotografía artística.

Fotografía de la naturaleza: Gabriel Orozco, Olafur Eliason y Perejaume

En relación a la fotografía de naturaleza, muchos de los creadores de las tres últimas décadas han trabajado en torno al paisaje retomando y actualizando los postulados del postminimalismo y el Land Art de los años sesenta y setenta. Es el caso de autores como Gabriel Orozco, que desde una mirada nada grandilocuente dignifica paisajes “encontrados” en los suburbios urbanos colocando ladrillos a modo de estelas o hitos perecederos.

En la misma línea Olafur Eliasson, con su serie de horizontes tomados en Islandia y expuestos como si de un mosaico se tratara, nos ofrece un punto subjetivo del paisaje. O Perejaume que juega con los conceptos de realidad y percepción en un paisaje que no es lo que parece.