Tápies realiza Pintura en 1959. La obra podría ser una reflexión sobre el propio medio pictórico, cuestión que sin duda interesó al pintor catalán desde épocas tempranas.
Tápies ha señalado que la pintura al óleo poseía unas connotaciones expresivas como material en sí que él intentó deshacer desde el principio. Además, existe siempre en su obra un claro interés por la búsqueda de nuevos medios de expresión más acordes a lo que el pintor quería decir. Esto es lo que le lleva a introducir la textura, como medio expresivo, dentro de su pintura abstracta.
En Pintura, observamos un fondo ocre, de aspecto terroso, que adquiere diversas texturas dependiendo de la zona de la composición. En la parte superior del cuadro, una mancha de pintura blanca. La obra de Tápies se caracteriza, en general, por el uso de una paleta cromática escasa y que no suele incluir tonos llamativos. Sobre esta cuestión, el pintor ha comentado "…los colorines nos envuelven y nos atacan en la sociedad de consumo, con publicidad y todo eso, quizá como reacción yo he querido siempre ir buscando un color más interior que exprese unas profundidades de nuestro ser".
