Fotografía
Autor BLEDA Y ROSA
Título Campos de Bailén, año 1808
Fecha 1995
Técnica y soporte Fotografía color
Medidas 85 x 150 cm mancha 46 x 117 cm
Lugar y fechas del autor Castellón; Albacete, 1969; 1970

Descripción

Esta fotografía forma parte de la serie de veintiún imágenes Campos de Batalla, retratos de parajes de España donde acontecieron batallas de gran importancia para los anales de la historia. El recorrido histórico por el horror queda mitigado por la frialdad de las fotografías, que muestran paisajes en los que reina la calma, paisajes bucólicos, sobre todo si se observan desde una perspectiva urbana poscapitalista. Debido al alejamiento temporal con lo allí acontecido, Bleda y Rosa entran de lleno con su trabajo en la órbita establecida por los artistas Bernd y Hilla Becher en sus labores de fotografía de arqueología industrial, fundamentales para entender la dinámica de la fotografía alemana actual. Las fotografías atrapan la simplicidad de un pensamiento, ¿quién no ha imaginado la vida en la Roma antigua al visitar el Coliseo? ¿Quién no ha pensado en la Batalla de Roncesvalles al ascender al alto de Ibañeta? Restos de lo humano, lugares que se convierten en significantes del tiempo y de su paso inexorable. Bleda y Rosa parten la imagen, y este corte brusco presente en cada una de las fotografías que componen la serie, identifica la brecha existente entre un pasado y un presente que en estos lugares, por sus connotaciones históricas, parecen convivir convirtiéndose en testigos de un relato global. Una brecha, un corte, que es temporal pero también espacial. A través de estas imágenes Bleda y Rosa entran en el juego de la representación y cuestionan la fotografía como paradigma de realidad, pero también la Historia como relato de la verdad. BLEDA y ROSA: La representación del territorio y la idea de viaje son elementos constantes en nuestro trabajo. Centrándonos en la Península Ibérica como marco geográfico, social y político, comenzamos a reconocer el paisaje que, por otros motivos, tantas veces antes habíamos recorrido. Inmersos en su cotidianidad, austeros paisajes, amplias llanuras o simples campos de cultivo, conforman el actual escenario de lo que fue el campo de batalla; donde apenas se hacen visibles las huellas del pasado. Partiendo de la lectura de aquellas escenas pictóricas, hacemos uso de la imagen panorámica y el color para (re)presentar el paisaje; fijando el acontecimiento y el tiempo histórico al que remite la imagen a través de la inserción de una concisa leyenda al pie de la imagen