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El psicólogo y explorador de la gamificación, los paisajes de aprendizaje, la integración tecnológica en el aula y la gestión de cambios en centros educativos, rescata algunas claves de su libro ‘Viaje a la escuela del siglo XXI’.

«Una ‘Escuela21’ es una comunidad de aprendizaje personalizado que actúa, cambia, crece y se desarrolla atenta al presente, a la investigación y a la realidad global y local, para que cada uno de sus alumnos aprenda a vivir, narre su identidad, descubra el mundo y lo transforme». Así define Alfredo Hernando este nuevo término, nacido de su recorrido por los centros educativos más innovadoras del mundo. En base a las experiencias vividas durante un viaje de dos años, este psicólogo e investigador extrae seis acciones que pueden llevar a cabo docentes y padres para transformar la escuela.

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1. El primer contagio es el tuyo

Para lograr el cambio, el principal protagonista eres tú. Contagia en positivo, con tu práctica. Enseña a los compañeros del claustro lo que está funcionando bien, muestra los éxitos. Participa, busca quien quiera estar contigo, pero no convenzas, ya que la mejor forma de convencer es no tratar de hacerlo. Otra de las cosas que puedes llevar a cabo es mostrar el proceso y el resultado de los alumnos y crear secuencias sencillas para que otros compañeros puedan replicar la experiencia.

 

2. Aliados dentro y fuera del claustro

Encuentra gente que esté contigo en este cambio, pero no busques sólo dentro de tu colegio. Gracias a programas como Skype o Hangout de Google, puedes organizar videoconferencias de forma gratuita con personas de todo el mundo. Habla con padres, profesores, escritores… Seguramente alguno de ellos quiera trabajar contigo desde dentro o fuera del aula.

 

3. Hazlo visible en todos los ámbitos

Muestra en tu claustro y en tu comunidad lo que estás haciendo. Aprovecha las reuniones de padres y los encuentros formativos para explicar el porqué y el cómo del cambio. También puedes crear un blog de aula online abierto a todo el mundo, presentarlo en centros de formación del profesorado, concursos de buenas prácticas… Cuando menos te lo esperes, ocurrirá el contagio y tendrás a un tercio del claustro interesándose por tu metodología.

4. Hazte con un cinturón de herramientas

Es posible, es necesario, queremos y hay que empezar. Para ello es importante entender que puedes enriquecer la cantidad de herramientas que tienes en el aula. Si solo tienes un martillo, todo lo que te ponen por delante son clavos. Pero si te creas un cinturón de herramientas variadas, puedes atender de diferentes maneras a todos los alumnos. La idea del paradigma de las inteligencias múltiples y el concepto de paisajes de aprendizaje puede ser una forma excelente de empezar. En la publicación, encontrarás toda la información para ponerlo en marcha.

 

5. Relaciónate directamente con el contenido

Música, tecnología, cine, literatura… Encuentra el punto que te apasiona y empieza a partir de ahí. Piensa cómo quieres trabajar ese contenido, llénalo metodológicamente (puedes utilizar libros de texto, ordenadores, tablets…), pero no dejes que la herramienta haga la traducción por ti. Tu relación con el contenido tiene que ser directa, así podrás diseñar experiencias en las que tú seas el primero en disfrutar aprendiendo.

 

6. Sé paciente

En todo este proceso hay que tener paciencia con las personas, porque llevan distintos tiempos. Además, depende también del colegio, ya que unos manejan mejor los cambios que otros. Creo que las resistencias a la innovación son por la falta de un cinturón de herramientas metodológicas. Para resolverlo, comparte el éxito y el hecho de que ellos disfrutan y tú también.

Seis acciones para ser una ‘Escuela21’, por Alfredo Hernando
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