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La experta en Cultura Digital, una de las ponentes del Foro GAN sobre Habilidades Digitales celebrado en Madrid, analiza las nuevas tendencias que marcan la gestión del talento dentro de las empresas.

«Qué sentido tiene contratar a los mejores si no se les da tiempo y espacio para hacer lo que mejor saben: solucionar los retos de su empresa”. Rahaf Harfoush es antropóloga digital, reconocida experta en estrategia y cultura digital y autora de varios libros sobre tecnologías emergentes e innovación. Ha participado en el Foro GAN ‘Habilidades digitales para el empleo’, celebrado en Espacio Fundación Telefónica, y ha desvelado las tendencias que están afectando a la gestión del talento en las empresas.

La nuevas tecnologías están provocando que la sociedad esté en un cambio constante. Esto no es nuevo, por eso Rahaf Harfoush, @rahafharfoush en Twitter, cree necesario ir más allá y no sólo observar las herramientas, sus funcionamiento o complejidades. «En todo este frenesí, nos olvidamos de ver cómo estas tecnologías nos están introduciendo en una nueva realidad personal y profesional». Un nuevo escenario en el que el talento «es el área que está experimentando una mayor disrupción». Hemos extraído de la conferencia de esta antropóloga las tendencias que están influyendo en ello:

 

1. Abundancia de datos

Hemos pasado de una escasez inicial a la existencia de gran número de datos. La sociedad se está viendo sobrepasada y ha nacido una nueva alarma social: la presión por mantenernos al día, con flujos de nueva información que nunca cesan, está provocando ansiedad en los trabajos. Según una encuesta realizada hace unos años, el 91% de los empleados descartan información sin leerla completa, el 62% dijo que la calidad del trabajo se resiente y el 52% que estaban desmoralizados porque no podían mantenerse al día de toda la información que necesitaban para hacer bien su trabajo.

Los datos no paran, pero esto no significa que nuestros cerebros tengan que seguir ese ritmo. Muchas empresas tienen esta presión y quieren que sus trabajadores estén al día de todo y no puede ser. Debemos crear políticas y mejores prácticas que proporcionen al talento el tiempo y el espacio necesarios para pensar. Esto es algo que ya está pasando porque, por ejemplo, en enero, en Francia, se aprobó la Ley de Desconexión, que da derecho a estar desconectado, ir a casa y no recibir correos del trabajo.

 

2. Zen informativo

Estamos viviendo un cambio filosófico muy profundo: el paso de una organización del conocimiento a una organización del aprendizaje. Las organizaciones que están navegando en estas aguas con éxito saben que ahora el aprendizaje se debe priorizar y gratificar. El problema es que aún existen muchas empresas que no dan el tiempo a sus empleados para aprender, sino que esperan a que ellos lo encuentren de algún modo y lo conviertan en parte de sus responsabilidades. Para fomentarlo, les ofrecen compensaciones financieras económicas.

Se supone que ahora como líder debes saberlo todo, tener todas las respuestas y experiencia. Pero no puede ser. Los líderes tienen que desarrollar una especie de ‘Zen informativo’: entender que no puedes saberlo todo y que eso no es un problema.

 

3. Necesidad de estímulo digital

Los ecosistemas de información que generan las nuevas tecnologías tienen un pacto cognitivo con nuestra forma de usar los dispositivos. Cada notificación en el móvil estimula el cerebro y libera dopamina, que son hormonas del placer. Esto provoca que cada día nos estemos entrenando para que nos guste la idea de mirar constantemente el teléfono. Una acción que afecta directamente a nuestra capacidad para concentrarnos y pensar durante periodos de largos de tiempo.

 

4. Inteligencia artificial 

Va a perturbar todas las partes de las empresas: marketing, ciberseguridad y operaciones, financiación, relaciones con los clientes, contratación… Todos los trabajos van a verse influidos por la Inteligencia Artificial, especialmente si nos centramos en el talento. Ya existen herramientas que se utilizan para crear mejores descripciones de los puestos de trabajo, excluyendo los sesgos, por ejemplo. La Inteligencia Artificial también está modificando la forma de entrevistar a las personas, gestionar la experiencia del candidato, la contratación del nuevo talento, la formación…

 

5. El relativismo digital y las desventajas de la personalización

Damos tanta información sobre nosotros mismos, que las empresas nos crean productos y servicios adaptados. Pero estamos llegando a un estado de complacencia de la información importante, en el que solo vemos información diseñada para nosotros, de personas que son como nosotros, que tienen nuestras mismas creencias… Esto es algo muy peligroso porque estamos provocando que la objetividad sea cada vez menos importante.

Ahora, nuestra dieta informativa es un recurso estratégico. Es más importante que nunca ser muy deliberado a la hora elegir la información. En las empresas se debe empezar a practicar la ‘Serendipia intencional’, que consiste en celebrar reuniones donde se asegure que se crean uniones entre personas que nunca llegarían a trabajar juntas,  se crea una mezcla muy diversa con gente de diversos departamentos para garantizar que haya ideas frescas y perspectivas nuevas.

 

6. ADN digital

Continuamente estamos poniendo nuestros valores en la tecnología que utilizamos. Si pensamos en algoritmos, hay muchas personas que insisten en que es una forma de tomar decisiones objetivas, porque no se les puede sobornar, no se cansan, no se agotan, procesan mucha información muy rápido y hacen cosas de una forma que nosotros no podemos. Pero la realidad es que hemos visto que los seres humanos están aplicando sus propios sesgos en la tecnología y debemos tener mucho cuidado. No podemos programarlos para que piensen y tomen decisiones como nosotros.

Rahaf Harfoush: «Necesitamos mejores prácticas que proporcionen al talento el tiempo y el espacio necesarios para pensar»
Rahaf Harfoush: «Necesitamos mejores prácticas que proporcionen al talento el tiempo y el espacio necesarios para pensar»