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Los formadores sociales son muy importantes porque, a través de sus habilidades, ayudan a muchas personas a mejorar sus competencias, y por tanto, a introducirse en la sociedad.

Los formadores sociales son muy importantes porque, a través de sus habilidades, ayudan a muchas personas a mejorar sus competencias, y por tanto, a introducirse en la sociedad. Rosa Otero es una de ellas, es coordinadora de la segunda lanzadera de empleo de Madrid Retiro y además, es psicóloga con experiencia internacional; ha trabajado en distintos países con diferentes colectivos en riesgo de exclusión social. Rosa nos ha dado las cinco cualidades que debe tener un formador de programas de empleo o de emprendimiento:

– Compromiso y equilibrio: los usuarios de los programas sociales dedican todo su tiempo, profesionalidad y talento a mejorar sus propias competencias. Por tanto, los formadores también debemos comprometernos para orientarles, guiarles y focalizar su mejora en la consecución de sus objetivos.

– Empatía: es fundamental empatizar con los usuarios de los programas para entender la situación de cada uno de ellos. Así, los formadores podremos establecer un vínculo con los participantes, que permite que el programa funcione mejor.

– Proactividad: a los participantes de los programas se les exige ser proactivos para conseguir sus objetivos. Pero los formadores también tenemos que serlo a la hora de buscar alianzas, colaboradores, voluntarios y también, en el momento de descubrir nexos de unión entre los participantes de nuevos programas.

– Sentido de la organización y gestión del tiempo: los programas tienen un tiempo determinado, y en ese espacio temporal los formadores tenemos que ser capaces de gestionar bien ese tiempo y de organizarnos para que los participantes consigan buenos resultados.

– Conocimiento de la realidad socio-laboral: si los formadores no conocemos la realidad en la que vivimos, es muy difícil que podamos ayudar a los participantes a conseguir lo que buscan.

Las cinco cualidades de un (buen) formador social
Las cinco cualidades de un (buen) formador social