Exposición
¿Qué capacidad transformadora tiene la impresión en tres dimensiones en los procesos productivos y en la relación del individuo con los objetos y en la sociedad en general? ¿Qué tipo de objetos impresos podemos encontrar en estos momentos y en qué ámbitos se utilizan? ¿Hasta dónde puede llegar el uso de impresoras 3D?
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Estas y otras cuestiones se abordan en ‘3D. Imprimir el Mundo’, una exposición en torno a la tecnología de impresión tridimensional y su impacto en distintas disciplinas, y que tras haberse presentado en Madrid, Buenos Aires y Lima, llega a Santiago, para ser exhibida en Espacio Fundación Telefónica.
Si la revolución industrial de finales del siglo XVIII hizo posible la producción en masa de bienes de consumo, cambiando radicalmente la economía y la sociedad, ahora surge una nueva tecnología de fabricación que consigue precisamente lo contrario: la fabricación individualizada. La impresión tridimensional permite crear objetos personalizables según las necesidades y gustos de cada cual. Este nuevo sistema socava las economías de escala, cuestionando la necesidad de fabricar cientos o miles de unidades para abaratar el producto y que finalmente llegue al consumidor. El consumidor se convierte ahora en productor, el prosumer.
Para Angélica Alarcón, gerente de Inversión Social de Movistar, “La impresión 3D llevará la personalización masiva’ a niveles impensados. Las empresas podrán personalizar las cosas para las personas incurrir en grandes costos. De hecho, en el futuro cercano, esta será probablemente la norma, convirtiéndonos a todos en creativos, a todos capaces de personalizar joyas, relojes, ropa, alimentos, cubiertos, etc, antes de comprarlos. Y una muestra de ese futuro se puede ver acá, en ‘3D. Imprimir el Mundo’ a metros de Plaza Italia».
Temas de la exposición
Del bit al átomo
El bit es la unidad básica de información empleada en informática y el átomo es su equivalente en el mundo físico. A medida que la distancia entre ambos se va reduciendo estamos eliminando la frontera entre lo digital y lo físico. La impresión 3D está haciendo real precisamente esto, traducir lo que existe solo en el computador, en materia y viceversa; lo que significa una nueva forma de entender la materialización o la fabricación. En palabras de los expertos Hod Lipson y Melba Kurman: “Si el final del siglo XX fue sobre la información haciéndose digital, el siglo XXI será sobre acercar el mundo virtual y el físico”
Por el espejo retrovisor
La historia de la impresión 3D no es tan reciente como parece. Los primeros experimentos con este modo de fabricación comenzaron a finales de los años 60, aunque no fue hasta mediados de los 80 cuando se empezó a desarrollar la tecnología como la entendemos hoy en día. La primera impresora comercial, la SLA-1 de 3D Systems, fue el comienzo de la fabricación aditiva. En los primeros años se utilizaba solo para prototipos, pero en la última década se está usando para fabricar productos acabados y listos para su utilización. Al mismo tiempo, estamos presenciando la democratización de la tecnología: las impresoras 3D son cada vez más asequibles y están entrando en el ámbito doméstico, lo que significa la descentralización de la fabricación y la (con)fusión entre consumidor y productor.
La huella tridimensional
Al igual que el hombre deja marcas y señales por donde pasa, la tecnología de la impresión en 3D tiene un fuerte impacto en la economía y en nuestra sociedad. Este bloque, dividido en varias secciones (Nuevo juego, nuevas reglas. Aprender haciendo. Hecho a medida. Hacer sostenible. Nuevo medio nuevos lenguajes. Cambios productivos. Comer con impresión), está dedicado a repasar algunas de las “huellas” más relevantes que se han detectado hasta el momento, mostrando algunos ejemplos de aplicación de esta tecnología en varios ámbitos.
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Un paso más allá
En el último apartado se plantean, a modo de epílogo, predicciones y expectativas de futuro de la impresión 3D. A destacar lo que el profesor del MIT, Skylar Tibbits, presenta como la impresión 4D, que consiste en programar objetos físicos y materiales biológicos para que cambien de forma, propiedades e incluso calculen fuera de una materia construida de silicona (refiriéndose a los chips). Además de objetos, la muestra se completará con una serie de visualizaciones y audiovisuales, entre los que destacan entrevistas a profesionales de perfiles tan dispares como la bioingeniería, el diseño, la filosofía, la robótica o el movimiento maker. Todo ello para ofrecer al visitante una mirada lo más amplia posible a un fenómeno digital considerado por muchos la próxima revolución industrial.