Las redes y plataformas digitales se han convertido en una nueva plaza pública donde las personas opinan, debaten y participan. Hoy, muchos jóvenes se informan y se movilizan desde internet, pero también se enfrentan a un entorno donde circulan bulos, discursos de odio y cámaras de eco que limitan la diversidad de ideas. Participar en el espacio digital implica ejercer derechos: el de expresarse libremente, acceder a información veraz y hacerlo sin miedo a la exclusión o al acoso.
Construir una ciudadanía digital activa significa usar las redes no solo para opinar, sino también para transformar. Desde presupuestos participativos hasta consultas ciudadanas online, cada vez más personas están influyendo directamente en las decisiones públicas. Informarse, contrastar y debatir con respeto son formas de fortalecer la democracia. Porque internet puede ser mucho más que ruido: puede ser un espacio compartido donde cada voz cuenta para construir un futuro más abierto y participativo.

















