Vivimos rodeados de pantallas, playlists y algoritmos que deciden qué escuchamos, vemos o leemos cada día. La cultura ya no se encuentra solo en museos o librerías: ahora también está en TikTok, Spotify o Netflix, donde la inteligencia artificial juega un papel cada vez más grande. Pero esta revolución digital no está exenta de dilemas: ¿quién crea realmente una obra generada por IA?, ¿qué pasa con los artistas cuyos trabajos sirven para entrenar esos algoritmos?, ¿y cómo se asegura que la diversidad cultural no quede enterrada bajo los contenidos más virales?
En este nuevo ecosistema cultural, la tecnología y la creatividad se cruzan constantemente. Surgen temas como el plagio algorítmico, los sesgos culturales, la desinformación audiovisual o la concentración de poder en pocas plataformas. Entender estos retos no solo nos ayuda a consumir cultura de forma más consciente, sino también a defender nuestros derechos como creadores, usuarios y ciudadanos digitales en un mundo donde lo real y lo artificial ya se mezclan cada vez más.







