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El experto en innovación Amar Bhidé intervino en la última conferencia del ciclo “Entendiendo los cambios. Ideas, libros y autores de Fundación Telefónica”

Amar Bhidé explicó su teoría de la planificación descentralizada para que la innovación pase a ser un proceso participativo e inclusivo.

Los usuarios merecen un papel más activo en la empresa, puesto que gracias a las TIC están en constante comunicación con ella y pueden contribuir a su mejora.

El sistema capitalista, uno de los motores de innovación, se basa en la descentralización de la empresa y en los niveles de innovación local, lo que permite observar mejor las nuevas ideas y variables que van apareciendo.

La empresa –en especial la banca– debe eliminar los procesos mecánicos que han corrompido el sistema llevándolo al riesgo y al colapso y sustituirlos por otros más personales y que tengan en cuenta los modelos jurídicos y legislativos vigentes.

Madrid 14 de junio  de 2011.- La verdadera innovación debe romper viejos clichés y apoyarse en la colaboración de todos los actores sociales, especialmente de los usuarios, según ha explicado el experto en innovación Amar Bhidé en el ciclo “Entendiendo los cambios. Ideas, libros y autores” en Fundación Telefónica.

Bhidé, autor de A Call for Judgment: Sensible Finance for a Dynamic Economy (2010) y The Venturesome Economy: How Innovation Sustains Prosperity in a More Connected World (2008), ha comentado que desde el siglo XIX el PIB se ha duplicado con respecto a los siglos anteriores, debido  principalmente a la innovación empresarial  y gracias a la gran cantidad de inventos que se produjeron de la mano, entre otros, de Thomas Edison, Graham Bell, Henry Ford. Sin embargo es en el siglo XX donde se registra el crecimiento de PIB más grande de la historia, multiplicando por ocho los datos del siglo anterior.

Esta diferencia entre los dos últimos siglos de nuestra historia se debe a que en el siglo XIX, a pesar de considerarse el “siglo de oro” de las invenciones, se considera que la innovación empresarial era exclusiva, es decir, muy pocos podían acceder a esos nuevos inventos que mejoraban la calidad de vida de las sociedades y cambiaban necesidades. En el siglo XX, sin embargo, cambió la perspectiva de innovación hacia una innovación inclusiva, ya que se empezaron a tener en cuenta las demandas de los usuarios en relación a los productos. Empezaron a darse cuenta de que la innovación no era un pensamiento reservado a unos pocos privilegiados inventores, sino que empezó a expandirse su significado a diferentes grupos y fases de producción empresarial.

La innovación empresarial: un proceso participativo

En el S.XX se constató que para conseguir avanzar en el mundo de la empresa era necesario compenetrarse con los demás actores del proceso de un producto. Por ejemplo, la creación de un microprocesador es el resultado de un trabajo en el que conviven diferentes actores y diferentes niveles de actuación: los científicos que generan este tipo de conocimiento, los ingenieros que diseñan los circuitos y los empleados de las fábricas. Todos participan en este proceso de creación. Se dieron cuenta de que hay que tener en cuenta en el mundo empresarial el papel de los usuarios en el proceso de innovación. Los economistas tienen el pensamiento arraigado de que lo usuarios son pasivos, pero Bhidé afirma que los usuarios merecen un papel principal en el sector empresarial, ya que hoy en día, gracias a las nuevas tecnologías, son los usuarios los que están en constante comunicación con la empresa y pueden contribuir a mejorarla.

Muchas de las empresas piensan que la innovación se centra en los laboratorios o en la opinión de los inventores o ingenieros, mientas que menosprecian la importancia de que los usuarios pasan muchísimas horas delante de su producto, aprendiendo a utilizarlo, solucionando problemas que ocurren con él o consultando posibles cambios. En la mayoría de los casos, los consumidores pasan más horas delante del producto, aprendiendo y utilizándolo,  que el tiempo que pasaron los técnicos cuando lo produjeron. Esto significa, por lo tanto, que sus aportaciones sin duda serán muy valiosas para la empresa que sepa aprovechar este recurso.

 

La importancia del capitalismo en la innovación

El sistema capitalista es sin duda uno de los motores de la innovación gracias a sus teorías económicas, que se basan en un sistema descentralizado de la empresa y la economía. Gracias a esta descentralización se pueden llegar a conocer niveles de innovación local, ya que con el sistema de planificación central las capas más altas no llegan a conocer el mercado local.  Con el sistema descentralizado se consigue eliminar juicios preestablecidos y se observa de manera más singular los diferentes factores que influyen en la economía considerando las diferentes ideas o pensamientos que van apareciendo.

Se requiere una mejor coordinación entre el precio, el diálogo y las relaciones de transacción con el vendedor. Y si se añade la innovación, se amplían las ventajas de la planificación. De todos modos, una empresa debe tener en cuenta los posibles riesgos que se derivan de las operaciones para prevenirlos y asumir responsabilidades en el caso de que se produzcan. Bidhé no olvida que este modelo plantea ciertos límites, principalmente en la escala de producción, muy adaptada a la oferta y la demanda.

Por otro lado, explica su teoría de cómo debe  funcionar un buen sistema financiero. No se basa en el objetivo de conseguir buenos sueldos, sino de nutrir el sistema de innovación intrusiva apoyándose en los usuarios. Además, hay que conseguir que se obtenga un buen sistema de crédito acorde al nivel de respuesta de cada empresa. Hace falta un juicio descentralizado, tanto de las organizaciones como de los bancos. Éste consiste en la eliminación de los elementos mecánicos que han corrompido el sistema llevándolo casi al colapso y contemplar en cambio ciertos aspectos “externos” que sí se conocerían tras un diálogo con el usuario. Se trata de “volver a un sistema más personal analizando todas las variables que se plantea de forma individualizada.”

Además, las empresas bancarias especialmente deben tener más en cuenta el modelo jurídico y aplicar las leyes caso a caso. Aunque no se pueden aplicar inspecciones a todas las empresas, sí que se debería crear un sistema de crédito sólido. “Un banco que capte depósitos debe conceder créditos simples y debe contar con gente con estudios que entienda los procedimientos. Ahora vivimos mejor pero hay que saber aplicar la innovación”, concluye el autor.

Participación y descentralización, claves de la innovación empresarial
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