‘Arissa. La sombra y el fotógrafo 1922-1936’, en Gijón

Exposición

Título ‘Arissa. La sombra y el fotógrafo 1922-1936’, en Gijón

Una antológica dedicada al fotógrafo catalán, Antonio Arissa, con 153 fotografías en blanco y negro que recorren su trayectoria profesional a través de tres bloques estilísticos.

Fundación Telefónica y la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón, acercan al visitante la figura y la obra del barcelonés Antonio Arissa (Barcelona, 1900-1980), uno de los representantes españoles más destacados de la vanguardia fotográfica, cuyo legado permaneció prácticamente inadvertido durante ocho décadas. Con esta exposición, el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón pone en valor la obra del autor con una antológica fotográfica que puede verse en la sala dos del 19 de julio al 6 de octubre.

La muestra, comisariada por Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, reúne más de cien imágenes de las colecciones de negativos preservados por Fundación Telefónica y otras de ellas pertenecientes al Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya, que colabora en la exposición. Un total de 153 fotografías en blanco y negro que recorren la trayectoria profesional del fotógrafo a través de tres bloques estilísticos: el pictorialismo, entre 1922 y 1928; la evolución hacia las soluciones visuales de la modernidad hasta el comienzo de los años treinta; y la Nueva Visión, desde 1930 hasta 1936, cuando se incorpora plenamente a las vanguardias fotográficas.

Los inicios: la etapa pictorialista

Antoni Arissa se inicia en la fotografía a principios de los años veinte, compaginando esta labor con su trabajo en la imprenta familiar. Sus comienzos encajan con la corriente pictorialista, surgida en 1890 en torno a asociaciones y sociedades fotográficas, que buscaban el reconocimiento de la fotografía como una disciplina artística. Su forma de trabajo durante este período coincide con la del resto de autores españoles de la época, alejándose de la fotografía documental y combinando diferentes movimientos artísticos –desde el pre-rafaelismo hasta el simbolismo– para acabar en composiciones preciosistas llenas de atmósferas y ensoñaciones de misterios.

La primera producción de Arissa como fotógrafo pictorialista surge con la fundación de la Agrupación Fotográfica Saint-Victor en 1922, junto a Josep Girabalt y Lluis Batlle. En esta etapa comienza a retratar escenas rurales, iconografías campestres con escenarios previamente preparados, descripciones literarias de una arcadia en la que sobreviven los valores tradicionales e imágenes de niños que recuerdan a los cuentos infantiles de los Hermanos Grimm o Perrault.

La evolución hacia la Nueva Visión

No será hasta el comienzo de los años treinta, cuando se deje entrever el cambio en la manera de entender su producción artística. El fotógrafo avanza hacia una concepción más moderna de su obra, dejando atrás los ornamentos y las referencias simbolistas del pictorialismo.  Aunque perviven los apoyos narrativos de su etapa anterior, introduce en esta fase espacios abstractos con gran presencia de la iluminación, contrapicados, sombras, nuevos ángulos y elementos gráficos, acercándose así a la fotografía centroeuropea. Sus imágenes se conceptualizan y sus composiciones se convierten en organizaciones visuales perfectas centradas en las pequeñas cosas.

Tanto la familia, como su propia vivienda se convierten en temas recurrentes de su obra: la casa, el jardín, los pasillos, los objetos cotidianos y sus propias hijas se transforman en elementos gráficos. Poco a poco, el círculo se abre fuera del núcleo familiar llevándole a retratar las calles y el puerto de Barcelona. A partir de aquí, cualquier fragmento de realidad será objeto de su actividad fotográfica.

Este cambio en su fotografía se vio reforzado por varios aspectos, entre ellos su carrera de impresor-editor,  sus conocimientos de tipografía y el auge de disciplinas como la publicidad, donde la vanguardia fotográfica encuentra su espacio con fotógrafos de la generación de Arissa como Pere Català Pic, Emili Godes o Josep Masana. También influyó la aparición de nuevas publicaciones como ‘Estudis, D’Ací i d’Allà’, revista ‘Ford o Art’ de la ‘llum’, que contemplan los recursos estilísticos de la nueva fotografía, así como artículos firmados por Manuel Abril o Salvador Dalí, que apostaban por la implantación de los nuevos lenguajes fotográficos.

Biografía del autor

Antoni Arissa Asmarats nació en Barcelona en 1900, en una familia de impresores. A partir de 1920 se hizo cargo de la empresa. Con solo 22 años obtuvo su primer premio en la revista Criterium, en 1924 fue galardonado en el Ateneo Obrero de Gijón y en 1925 recibió el Premio de honor de Figueras.

También obtuvo diversos premios internacionales y su trabajo fue seleccionado para exposiciones como la II Exposition internationale d’Art Photographique de Saint Etienne, junto a autores como Frantisek Drtikol o Jaomír Funke. En 1935, la revista ‘Art de la Llum’ dedicó un número monográfico a Antoni Arissa que coincidió con la exposición de la Sala de Exposiciones del Centro Popular Catalanista de Sant Andreu.

Al terminar la Guerra Civil, desaparecidos los medios de difusión de la modernidad, Arissa redujo su actividad artística y, poco a poco, fue cayendo en el olvido. A principios de la década de 1990, la exposición ‘Las vanguardias fotográficas en España’, recogió seis fotografías de Arissa, iniciando así el proceso de recuperación de su figura.