Yunque de sueños XIII es una escultura perteneciente a la etapa inicial del escultor. Chillida la realiza en 1954, tres años después de abandonar París para instalarse en su tierra natal. Durante ese mismo año, el artista esculpe las puertas de hierro de la Basílica de Aránzazu, realiza su primera exposición individual en la Galería Clan de Madrid y recibe un Diploma de Honor por su participación en la X Trienale de Milán.
Desde que en 1951 emplea por primera vez el hierro en Ilarik, este material se convierte en parte esencial de sus investigaciones formales. El hierro parece alejarle finalmente de la noción de masa compacta, le permite explorar el concepto de vacío, recortar el espacio para fijar sus límites. El escultor lucha contra la resistencia de la materia, que se vuelve maleable tras su paso por el fuego y la acción del martillo.
La madera, material que el escultor abordará tiempo después (Abesti gogora, 1959) se utiliza aquí como acompañante del hierro para dotar a la pieza de nuevas cualidades matéricas, más dúctiles, más terrenas. Quizá por ello Valeriano Bozal ha señalado que Yunque de sueños XIII remite a los utensilios del campesino y el artesano, a una sociedad rural, profundamente enraizada en el trabajo de la tierra.
La presente escultura es un ejemplo de cómo Chillida se sirve del legado cultural para insertarlo formal y conceptualmente dentro de la modernidad.
