La Belle Société, de René Magritte

Exposición

Título La Belle Société, de René Magritte

La Belle Société, de René Magritte, llega al Museo de Arte Contemporáneo de Alicante prestada por Fundación Telefónica. Allí, compartirá espacio con las composiciones de Joan Miró o Juan Gris.

Fecha Del 11 de enero al 22 de mayo de 2017

La obra La Belle Société del artista belga René Magritte, se exhibirá en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) compartiendo espacio con las composiciones de Joan Miró o Juan Gris. Se trata de un cuadro que Fundación Telefónica presta al museo, y que se enmarca dentro del proyecto ‘La pieza invitada’, un programa que busca acercar al público obras temporalmente prestadas por otras instituciones.

La Belle Société fue pintada por Magritte poco antes de morir, y se trata de una superposición de dos siluetas de un mismo personaje, en la que se sustituye la imagen de un hombre por contornos que contienen motivos naturales y paisajísticos.

Esta obra original y vanguardista acompaña a las obras de la Colección de Arte del Siglo XX; y se exhibe junto a las piezas más relevantes del MACA, como Kiki de Montparnasse de Pablo Gargallo, lienzos y esculturas de Julio González o compartiendo el espacio vanguardista entre los Miró, Juan Gris, Calder o Angel Ferrant.

La libertad y la expresividad de René Magritte

Nacido en 1898, Magritte estudió en la Academia de Bellas Artes de Bruselas. Allí experimentó con el constructivismo y realizó sus primeras obras de juventud, relacionadas con el mundo de la incipiente publicidad. En los años veinte se interesó por el fotomontaje y el collage, técnicas al servicio del juego y lo irracional. En 1927 se instaló en París y allí se relacionó con André Breton, Paul Éluard y el grupo de los surrealistas franceses. Sin embargo, fue el pintor italiano Giorgio de Chirico quien más influencia ejerció sobre su manera de entender el cuadro, ese espacio irreal donde los objetos tienen la presencia misteriosa de lo metafísico, corriente tan próxima a lo surreal.

En La Belle Société, pintada por el artista poco antes de morir, se recoge uno de sus motivos más célebres: el hombre tocado con un bombín y sin rostro, que a menudo ha sido interpretado como alter ego del propio Magritte. La siluetas actúan como si fuesen dos ventanas hacia la realidad exterior; quizás se observen entre ellos, quizás haya una perpetua conversación entre dos tipos de naturaleza diferentes que no llegan a entrelazarse.

Su interés por el lenguaje le llevó a explorar la relación entre el contenido de las palabras y sus significantes y referentes visuales: Magritte cuestiona las asociaciones convencionales y provoca extrañeza donde normalmente no la había. Pone en entredicho el sentido común de la lógica e infunde un nuevo contenido a las formas, ya que los objetos no se representan a sí mismos.

El gusto de Magritte por psicoanalítico le llevó a dibujar con líneas seguras, limpias y simples, y con formas sencillas en aras de la libertad y la expresividad de su pensamiento. Así explicaba Magritte su concepción de la pintura: «La imagen pintada es, de una parte, la descripción del mundo visible modificado por una manera de pensar, o bien por otra parte, la imagen pintada es la descripción del mundo visible comprendido de una manera espontánea”.